Diez propósitos (realistas) para mejorar el liderazgo
Artículo de ‘Expansión’ escrito el 3 de enero de 2024.
Realistas, alcanzables, revisables, medibles y por escrito. Los propósitos para este 2024, “además de ambiciosos, tienen que ser proporcionados. Con metas a largo plazo, pero también con retos a medio y a corto para poder ir comprobando su logro (o no) y celebrar los éxitos”, recomienda Antonio Núñez, senior partner de Parangon Partners, firma de asesoramiento a consejos de administración en prácticas de buen gobierno corporativo. “Igual que se diseña el plan estratégico de una compañía, así se tiene que idear el plan de vida [y liderazgo] un directivo”, aconseja Núñez, que lleva cinco meses preparando un estudio –aún inconcluso– sobre cuáles son las claves de la felicidad de un líder, que de eso de trata la vida. Un estado de plenitud que influya en la creación de un ambiente de trabajo feliz para todos.
¿Dónde se ve en los próximos 10 o 15 años? Con la respuesta a esta pregunta es más fácil marcarse los objetivos para este 2024 que acaba de comenzar, como anima el especialista. Por delante, una nueva oportunidad: 363 días (descontados los ya vividos; y teniendo en cuenta que este año es bisiesto) para cumplir con una decena de deberes para mejorar el liderazgo, como estos.
1Adaptabilidad al cambio. Como dijo Winston Churchill, recuerda Núñez, “el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. Sí, aunque se meta la pata, “pero hay que aprender de los errores y seguir adelante con pasión, siendo conscientes de que vivimos en un mundo, principalmente desde hace casi cuatro años, donde no hay seguridad ni referencias claras. Hay que aprender a convivir con la incertidumbre”, apunta el socio de Parangon Partners, y acostumbrarse a los continuas modificaciones del panorama actual, con flexibilidad y tesón.
2Reconocimiento de los logros. Un líder, como apunta Núñez parafraseando a Napoleón, “es un negociador de esperanzas”. Su posición, añade obliga a dar feedback a sus empleados y a celebrar sus victorias, admitir y recordar sus éxitos, “como parte del salario emocional” que estos cobran. “Es muy importante motivar al equipo”, considera.
3Manejo del estrés. Aunque este sentimiento de tensión física o emocional en pequeñas dosis ayuda a estar alerta, Núñez recomienda identificar qué lo genera para evitar esas situaciones agobiantes: “Hay que saber qué nos aprieta el zapato”.
4Conciliación. El experto sugiere hacer una lista con las prioridades particulares –trabajo, familia, bienestar, ocio, amigos….– y anotar el tiempo que se le dedica a cada una para ser conscientes de la realidad y manejar expectativas… “Hay que mostrar coherencia entre lo que se quiere y hace”, recomienda.
5Aprendizaje continuo. No, el jefe no lo sabe siempre todo. “A la hora de fichar talento por todo el mundo pregunto siempre a los candidatos por qué cambiaría su puesto, bueno, por otro. Sin considerar el sueldo, siempre me responden que el proyecto y el aprendizaje. Hay que cambiar el chip y perder el miedo a salir de la zona de confort”, subraya Núñez. Y no se refiere solo a apuntarse a un máster o a cursos de gestión, sino sentándose a escuchar a los que saben, de manera activa, abierta, sin prejuicios y con curiosidad.
6Rediseño de la mentalidad. El dilema del CEO, prosigue Carme Castro, CEO de Kainova, empresa especializada en gestión y desarrollo del talento, “es lidiar entre hacer sobrevivir el negocio y tener una estrategia a largo plazo sin saber qué es lo que le depara el destino. Por eso tienen que rediseñar su forma de trabajar y su mindset. Desaprender y aprender”. El desafío, indica, es “cambiar el motor del avión mientras está volando, como dice el profesor Sunil Gupta”.
7Máxima agilidad. “El líder ha de ser tan ágil en sus decisiones como la velocidad del progreso a la que está sumergido. Un estratega para abordar con claridad la decisión oportuna en base al contexto del momento”, recuerda Castro. En un mercado incierto, la indecisión es una mala compañera de viaje, alerta.
8Más arrojo y osadía. “Para transitar de un modelo jerárquico –obsoleto– al modelo de empresa líquida necesitamos agentes de cambio, personas valientes que absorben esa necesidad y dinamizan la instauración de una cultura innovadora en la organización. Son lo que llamamos líderes disruptivos, líderes entrenados para ser catalizadores e impulsores de la transformación hacia la singularidad. Y son líderes preparados para ganar eficiencia dentro de las nuevas normas del entorno, a la vez que promueven la transformación”, detalla Castro.
9Explotar y explorar. Otra de las habilidades que un buen directivo debe fomentar este curso, según Castro, es la de “mantener el equilibrio entre explotar y explorar. Cuando lo consigue, es capaz de lograr que la operativa sea más eficiente, a la vez que se está innovando”.
10Soluciones ingeniosas. Un líder disruptivo entiende el contexto, su complejidad y comprende la transformación en todos sus ámbitos. “Actúa como visionario para captar las oportunidades, imagina, junto a su equipo, soluciones ingeniosas atractivas, transmite la cultura de la organización e instaura la innovación en el ADN” del grupo de trabajo, sugiere Castro.
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