Ejecutivos españoles por el mundo: historias de adaptación
Artículo de ‘Expansión’ escrito el 12 de febrero de 2019
“El liderazgo no es el mismo en todos los países. Cada lugar tiene su propia cultura y hay que conocer su historia para entender mejor el comportamiento de los que te rodean. Si no, puedes pensar que el problema eres tú”. Carolina García Gómez sabe de lo que habla. Hasta llegar a su actual cargo como consejero delegado de Ikea en Polonia, esta profesional ha tenido que hacer y deshacer las maletas varias veces en su trayectoria: Bilbao, Barcelona, Málaga, Valencia, Praga, Tokyo y, desde el pasado octubre, Varsovia. García Gómez es un ejemplo andante de líder empresarial español por el mundo.
“La tierra siempre tira, y me encantaría volver a España si surge un reto interesante, pero de momento estoy contenta donde estoy”, aseguró ayer García Gómez en un coloquio organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD). La ejecutiva insistió en que, al arribar a un nuevo destino, es muy importante “escuchar y hacer preguntas” para conocer bien las motivaciones y modos de organización de la plantilla local. En su caso, por ejemplo, aseguró que fue más desafiante el salto cultural entre España y República Checa que entre este país y Japón. Asimismo, García Gómez destacó la importancia de contar con un buen equipo, “especialmente en los momentos difíciles” (su labor en Málaga y Valencia coincidió con los peores años de la crisis económica).
Los ejecutivos españoles están bastante bien considerados en algunas de las multinacionales más reconocibles del planeta. Uno de los casos más destacados de los últimos años es el de Marcos de Quinto, vicepresidente mundial de Coca-Cola hasta 2017. El máximo responsable de su gran rival, PepsiCo, tiene también pasaporte español: se trata de Ramón Laguarta, consejero delegado de la compañía desde el pasado octubre.
“Los años de crisis han llevado a más directivos españoles al extranjero, y eso los ha hecho más resilientes”, asegura Antonio Núñez, socio de la firma de cazatalentos Parangon Partners. “La globalización ha llegado al mundo del talento, y eso hace que las multinacionales no busquen a un directivo por ser español, inglés o sueco; lo que quieren es al mejor en su actividad. Y la verdad es que los españoles están a un buen nivel; la ventaja competitiva de muchos de ellos es que sus empresas han tenido que transformarse por completo en estos años y salir a los mercados exteriores, y eso les da un plus de experiencia”, señala el experto.
Los apellidos españoles pueblan las cúpulas empresariales de todo tipo de sectores: ahí están, por ejemplo, Javier Oliván, vicepresidente de expansión internacional de Facebook; Joaquín Duato, presidente de división farmacéutica de Johnson & Johnson; Javier San Juan, presidente de L’Oréal América Latina o César Ridruejo, que el mes que viene será el máximo responsable de Lego en Singapur y Malasia.
Antonio Núñez advierte de que, no obstante, los ejecutivos españoles aún tienen una asignatura pendiente: la comunicación. “A diferencia de otros homólogos extranjeros, es difícil sentirse cautivado en la presentación de resultados de un español”.