Se busca un Director y una Consejera de Sostenibilidad
Tanto desde el ámbito académico como desde el directivo se plantea la cuestión sobre qué perfiles son los más adecuados para dirigir la sostenibilidad de una empresa. Y lo consideramos desde una doble óptica, el Consejo de Administración con una necesidad de incorporar perfiles independientes que entiendan e impulsen la sostenibilidad; como su homólogo en la Alta Dirección en la figura de un Chief Sustainability Officer o Director de Sostenibilidad.
Cuando Freeman (matemático y filósofo norteamericano) desarrolló la teoría de los grupos de interés o Stakeholders en 1984, estaba planteando una definición de corporación alternativa a la que estaba vigente en ese momento y en gran medida continúa siendo vigente en la actualidad. No obstante, esta concepción tuvo poco éxito durante las dos últimas décadas del siglo pasado, tomó algo de vuelo en los años 2000 con la teoría del valor compartido de Porter y Kramer y parece asentarse con las definiciones acuñadas en los últimos años por instituciones como el Pacto Mundial, el Foro de Davos o The CEO Roundtable que hacen referencia a un capitalismo de grupos de interés o incluso a empresas con propósito.
El desafío que plantea esta teoría es que una corporación es un conjunto de grupos de interés con un propósito compartido. Por tanto, el papel del manager ya no es solo crear valor económico para entregárselo al accionista, sino crear valor económico, social y ambiental para repartirlo de una forma justa entre todos los grupos de interés que han participado en su creación.
Si usted es una persona con responsabilidad en la alta dirección y acaba de leer esto … tranquilo, pero si todavía no lo hecho debe ponerse manos a la obra. Para facilitar el trabajo aparecieron los denominados criterios ESG (Environmental, Social and Governance) que nuestro informe “Claves de sostenibilidad para la Alta Dirección” explica y además analiza paso por paso cómo las empresas los están incorporando.
El dilema en el que se encuentran muchas empresas en la actualidad es encontrar a la persona más adecuada para desarrollar estos criterios. En este sentido identificamos tres potenciales perfiles en función de los objetivos corporativos que se persigan:
El primer perfil estaría encaminado a cumplir con la normativa vigente que es relativamente novedosa, abundante, exigente y creciente. Entre esta normativa destaca la relacionada con la obligación de realizar el informe de información no financiera y, pronto, llegará la directiva sobre gobierno corporativo sostenible y diligencia debida. A esto se unen las orientaciones de la última revisión del Código de Buen Gobierno de la CNMV para incorporar en el Consejo la vigilancia de los criterios ESG. En definitiva, la nueva normativa irá encaminada a convertirse en una prolongación del vigente compliance penal.
El segundo perfil añadiría a la función normativa la visión de comprender y gestionar la interrelación entre los criterios ESG y el modelo de negocio. Esta perspectiva está muy unida a leer y aprovechar las oportunidades del entorno y limitar los riesgos reputacionales de las empresas que- si se materializan- se traducirán en una actitud negativa de los grupos de interés hacia la corporación. Por ejemplo, una caída de las ventas o de la cotización.
El tercer perfil es sin duda el más completo y complejo. Además de cumplir las normativa y gestionar los criterios ESG debe ser capaz de definir un propósito social o ambiental y desarrollarlo a través de un modelo de negocio competitivo y rentable. Para lograrlo necesitará alinear a todos los grupos de interés creando una cultura y una estrategia sostenible.
La encuesta realizada para la elaboración del informe citado anteriormente nos permite observar la relación entre la valoración que realizan las empresas sobre los criterios ESG y los tres perfiles que hemos descritos.
Por un lado, los asuntos que consideran más relevantes son la igualdad de género, la formación, la creación de valor para la comunidad y la gestión de residuos. Es decir tres de ellos se vinculan fácilmente con los dos primeros perfiles y solo la creación de valor para la comunidad con el tercero.
Por otro lado, los principales elementos que motivan a la alta dirección a impulsar acciones e inversiones de sostenibilidad son la mejora de la imagen de marca y las exigencias externas. A su vez, explican que entre las principales barreras para realizarlo se encuentra la falta de recursos y tiempo, lo cual se traduce en la necesidad que observan de incorporar perfiles directivos adecuados.
En ese sentido, el primer perfil es en gran medida técnico y orientado al detalle, el segundo incorpora habilidades directivas y orientación al resultado, y el tercero es eminentemente un perfil de Alta Dirección o de Consejo de Administración que requiere tres características principales:
En primer lugar tener la capacidad de dirigir a toda la organización hacia un propósito que esté vinculado a la resolución de los grandes desafíos que afrontamos como sociedad a través de su modelo de negocio (por ejemplo alguna de las 169 metas de la Agenda 2030). Es decir, la capacidad de rentabilizar el propósito corporativo con un modelo de negocio que –por supuesto- cumpla la normativa y los criterios ESG.
En segundo lugar tener la habilidad para crear alianzas con otras empresas, entidades sociales y sector público que le permitan alcanzar los objetivos propuestos. Por muy potente que sea la organización va a necesitar colaborar para crear valor social y ambiental además de económico. Por tanto, necesita entender la perspectiva de todos los grupos de interés.
En tercer lugar, saber aprovechar el viento a favor que supone la oportunidad histórica que nos brindan los fondos europeos para transformar las empresas hacia un negocio ambientalmente sostenible, una digitalización ética y un mayor impacto social.
En nuestra opinión, la búsqueda para una posición de dirección de sostenibilidad (tanto ejecutiva como en el Consejo) debe realizarse bajo la óptica de perfiles de alta dirección que estén cerca del CEO y en el Consejo de Administración. Personas con valores sociales y ambientales fuertes y elevada auto-exigencia ética. Con mirada estratégica para hacer de sus empresas líderes en un mercado en el que la sociedad exige que los negocios contribuyan a resolver los dilemas globales que tenemos por delante. En definitiva, no deben un buscar una persona para dirigir el departamento o la comision de sostenibilidad sino para liderar la sostenibilidad de la empresa.
Antonio Nuñez Martin es Senior Partner de Parangon Partners y fundador de la Asociación de Alumni de la Harvard Kennedy School
Enrique Martínez Cantero es economista y profesor de ética, buen gobierno y RSC.