Cómo un buen secretario puede convertirle en un gran líder
Artículo de ‘PressReader’ escrito el 05 de junio de 2025.
IMPRESCINDIBLE Aporta tranquilidad, organización y serenidad en los momentos de tensión.
Pese a estar pertrechado con cachibaches millonarios, Batman requiere de un aliado irremplazable para proteger la ciudad de Gotham: Alfred Pennyworth. El superhéroe ideado por Bob Kane para el número 27 de la revista Detective Comics en 1939 no hubiese podido lidiar con villanos de la talla del Joker o El Pingüino sin su carismático asistente. Su presencia aporta al hombre murciélago una visión moral y emocional, sirviendo como ancla humana en el mundo conflictivo donde se enmarcan sus aventuras. Además de tener ordenada y lista para la acción la Batcueva, Pennyworth cura a Bruce Wayne tras sus misiones y también le ofrece consejos estratégicos para derrotar a sus enemigos.
En el mundo de los directivos, una figura como la de Alfred es imprescindible. En efecto, hablamos de los secretarios o asistentes personales. Para Hilario Alfaro, presidente de Madrid Foro Empresarial, contar con un buen secretario o secretaria marca una diferencia abismal en el liderazgo ejecutivo. “Es un verdadero pilar en la vida de cualquier directivo. La discreción, la capacidad de anticiparse, la lealtad y el criterio propio son cualidades que valoro muchísimo. Un buen secretario no solo tiene la responsabilidad de gestionar la agenda, también entiende el contexto, prioriza con criterio y aporta tranquilidad en momentos de presión”, concreta el experto. Además, señala, el asistente es alguien “que está un paso por delante y casi siempre en la sombra”. Su labor, prosigue, es cuidar todos los detalles y contribuir a que todo funcione. “En mi caso, ha sido una figura clave para poder centrarme en lo importante: liderar, tomar decisiones y poder pensar a largo plazo. Detrás de los líderes eficaces suele haber un profesional discreto y comprometido que hace posible que todo encaje”, asevera Alfaro.
Antonio Núñez, senior partner de Parangon Partner, coincide en que “todo gran directivo tiene detrás –o a su lado– a alguien que conoce sus ritmos, anticipa problemas, filtra el ruido y cuida cada detalle”. Para el experto, esta figura discreta, “muchas veces invisible”, sostiene la agenda del poder y “hace posible lo imposible”. Respecto al perfil ideal de secretario que un alto ejecutivo debería tener a su lado, Núñez es franco: “No se basa solo en habilidades administrativas. Lo que de verdad marca la diferencia es una combinación única de lealtad, intuición organizativa y templanza. Quien asiste a un CEO debe ser capaz de entender las prioridades estratégicas, proteger el tiempo del líder como si fuera propio, y gestionar con diplomacia los egos del entorno”. Asimismo, parafraseando al sacerdote español Baltasar Gracián, Núñez asevera que “El buen criado es el alma del amo”. Hoy podríamos decir: el buen asistente es la primera línea de defensa del liderazgo”.
En este sentido, el experto matiza que la clave para que este tándem funcione es la confianza mutua. “No se trata solo de organizar una agenda: se trata de custodiar la reputación del directivo, preservar su concentración y, en muchos casos, contener el estrés. En una época en la que celebramos el liderazgo visible, conviene rendir homenaje a estos profesionales del detalle, de la anticipación y de la discreción. Porque sin ellos, muchas grandes decisiones no habrían llegado a tiempo… o simplemente no habrían llegado”, destaca Núñez.
Siete imprescindibles
Pero, ¿qué cualidades debe tener el secretario de un directivo? Según Raquel Berneburg, executive associate manager de LHH Recruitment Solutions (Grupo Adecco), “en el mundo corporativo actual, el papel de este tipo de profesionales va mutando
Un buen ayudante conoce los ritmos del ejecutivo, anticipa problemas, filtra el ruido y cuida cada detalle
Quien asiste a un CEO debe ser capaz de entender las prioridades estratégicas y proteger el tiempo del líder
Más allá de la realización de las tareas puramente administrativas y rutinarias”. Por lo que, añade, los secretarios son una pieza estratégica más dentro de las organizaciones. Valor que, según el asistente que se escoja, marcará la diferencia “entre el caos y la excelencia operativa”. Por ello, Berneburg detalla siete soft skills que todo buen secretario u asistente de un alto ejecutivo debería tener.
Vocación de servicio. “Tener esa actitud interior y constante, ese enfoque genuino de querer ayudar a las personas a las que asisten teniendo un compromiso excepcional con su éxito”, concreta Berneburg.
Integridad, confidencialidad y discreción. Según la experta, los secretarios deben manejar información sensible y confidencial respetotalmente la privacidad del ejecutivo y del entorno que le rodea.
Capacidad organizativa excepcional. Berneburg también explica que deben saber gestionar tiempos y prioridades de manera eficiente, así como múltiples tareas a la vez sin perder el foco en los objetivos.
Inteligencia emocional, intuición estratégica y habilidades interpersonales. “Los asistentes saben cuándo ser flexibles, cuando intervenir o cuándo dar espacio. La diplomacia les caracteriza”, valora.
Comunicación asertiva y escucha activa. También, añade, tienen que ser capaces de entender las necesidades del directivo y de anticipar las expectativas.
Resiliencia. “Los secretarios están muy habituados a mantener la calma en situaciones complicadas con alta presión, grandes imprevistos o cambios constantes y a recuperarse ágilmente de las dificultades o fracasos del día a día”, concreta.