Aprender del fracaso, el arte de la sabiduría en la oficina
Artículo de ‘Expansión’ escrito el 22 de julio de 2024.
En el mundo frenético de los negocios, una mala decisión puede significar la diferencia entre éxito y fracaso. Sin embargo, ante la inevitabilidad de los fracasos, se revela una verdad fundamental: éste no es el fin del camino, sino una oportunidad inestimable para aprender y crecer. Como señaló Baltasar Gracián en Oráculo manual y arte de la prudencia, “no es más sabio el que sabe muchas cosas, sino el que sabe cosas útiles”.
L La sabiduría practica sobre el conocimiento acumulativo. Es fácil caer en la trampa de creer que el valor radica en la cantidad de conocimiento que uno posee. Sin embargo, como nos enseña Gracián, “más cuesta hacerse entender que el saber”. Esta máxima nos invita a reflexionar sobre la importancia de la aplicación práctica del conocimiento sobre la mera acumulación de datos. Tomemos el ejemplo de Marie Curie, la científica que descubrió el radio y el polonio. A lo largo de su carrera, Curie enfrentó numerosos desafíos y fracasos en su búsqueda de la comprensión de los elementos radioactivos. Sin embargo, cada fracaso la llevó un paso más cerca de sus descubrimientos revolucionarios. La aplicación práctica de su conocimiento y la perseverancia la convirtieron en una de las científicas más influyentes de la historia.
L El que mucho abarca, poco aprieta. En un mundo donde la multitarea se enaltece como una virtud, esta máxima cobra una relevancia particular en el liderazgo. Es fácil dispersarse y querer abarcar demasiado, persiguiendo cada idea brillante que surge en el horizonte. Sin embargo, como señala Gracián, el verdadero valor radica en la capacidad de enfocarse en lo que realmente importa y dedicar nuestros recursos y energía a esos objetivos concretos. Un ejemplo inspirador es la historia de Mahatma Gandhi, líder indio que luchó por la independencia de su país mediante la resistencia no violenta. Gandhi dedicó su vida a una causa específica y se negó a ser distraído por otros problemas que surgían en el camino. Su enfoque implacable y su determinación lo convirtieron en un líder admirado y respetado en todo el mundo.
L El uso práctico del conocimiento. “No se llega a ser sabio por mucho saber, sino por el uso que se hace de él”, nos enseña Gracián, que resalta la importancia de la experiencia personal y la sabiduría práctica en el liderazgo empresarial. Por mucho que se pueda aprender de los libros y de la teoría, es la experiencia directa y la aplicación práctica del conocimiento lo que verdaderamente nos convierte en líderes prudentes, sabios y eficaces. Dicho principio también está presente en el pensamiento de Confucio: “Vi, y olvidé; escuché, y recordé; hice, y entendí”. Un ejemplo que ilustra este principio es la vida de Helen Keller, una figura inspiradora que superó la sordera y la ceguera para convertirse en una destacada autora, activista y oradora. Keller no solo adquirió conocimientos teóricos a través de sus estudios, sino que también los aplicó de manera práctica en su lucha por los derechos de las personas con discapacidad. Su experiencia personal y su determinación la convirtieron en un símbolo de superación y resiliencia. Otro ejemplo es Sir Crispin Tickell, Representante Permanente de Reino Unido ante Naciones Unidas y prestigioso académico en el ámbito de historia de la geografía, que puso sus conocimientos al servicio de Naciones Unidas y de la creación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.
L El auténtico conocimiento y la sabiduría personal. “El verdadero conocimiento no está en saber, sino en saber lo que se puede”, nos recuerda Gracián. Esta cita destaca la importancia de la adaptabilidad y la comprensión de nuestras propias capacidades y limitaciones en el liderazgo empresarial. Un ejemplo que ilustra este principio es la historia de Ernest Shackleton, el legendario explorador polar. Shackleton lideró expediciones al Polo Sur enfrentando desafíos extremos y condiciones adversas. A pesar de los obstáculos, Shackleton demostró una profunda comprensión de sus propias habilidades y las de su equipo, lo que le permitió tomar decisiones informadas y mantener la moral alta en situaciones desesperadas.
L Convertir los fracasos en oportunidades de crecimiento. Winston Churchill nos regalaba que el “éxito consiste en aprender a ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. En conclusión, aprender de los fracasos y adquirir conocimientos útiles son pilares fundamentales del liderazgo empresarial efectivo. Como nos enseña Gracián, la verdadera sabiduría reside en la capacidad de aplicar el conocimiento en situaciones concretas y aprender –y valerse– de las experiencias, incluso de los fracasos.
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