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La prudencia, ¿un valor olvidado para tu liderazgo digital?

 4 mayo, 2025
Escrito por Antonio Núñez

Artículo de ‘empresa y sociedad’ escrito el 4 de mayo de 2025.

La prudencia, ¿un valor olvidado para tu liderazgo digital?

La prudencia ¿es un valor olvidado también para tu liderazgo digital? ¿Te suena a paradoja? Te invito a seguir leyendo.

Presentamos a continuación una reseña del libro de Antonio Núñez titulado «El valor de la prudencia«. Está basado en las lecciones de liderazgo de Baltasar Gracián, que el autor ha publicado a través de una serie de artículos en Expansión. E incluye nuestra perspectiva desde un mundo tan aparentemente lejano como el la conexión entre directivos y soluciones digitales B2B para retos reales de su día a día.

¿Es la prudencia una paradoja para tiempos digitales inciertos?

Liderar con cabeza y corazón

En un mundo acelerado, donde la inmediatez parece marcar el ritmo de nuestras decisiones, hay un valor que está regresando con fuerza: la prudencia. A menudo subestimada por sonar conservadora o pasiva, la prudencia es en realidad una virtud estratégica que puede marcar la diferencia entre el éxito sostenible y el error irreparable. También en la innovación digital.

Inspirado por las enseñanzas atemporales de Baltasar Gracián, el nuevo libro de Antonio Núñez, «El valor de la prudencia», no es un ensayo histórico, sino una guía actual para quienes lideran en contextos de alta incertidumbre. La prudencia no se trata de frenar, sino de saber cuándo acelerar y cuándo esperar.

El liderazgo empieza por dentro

Gracián lo dejó claro siglos antes de que el concepto de inteligencia emocional existiera: «Conócete a ti mismo para hacer lo que debes». En otras palabras, la autoconciencia es el primer paso de un liderazgo prudente. Reconocer nuestras fortalezas, sesgos y limitaciones nos permite gobernarnos mejor y, por ende, liderar con más acierto.

Tiempo, ese recurso no renovable

¿Cuántas decisiones empresariales se toman con prisa y se lamentan con calma? La gestión inteligente del tiempo es una constante en los grandes liderazgos. Como recuerda Gracián: «No hay mayor necedad que la precipitación». La prudencia invita a esperar el momento adecuado, no a paralizarse.

El fracaso, una fuente de sabiduría

Liderar con prudencia no significa evitar el error a toda costa. Todo lo contrario. Significa aprender a leer los fracasos con criterio, convertirlos en aprendizaje y avanzar con más perspectiva. La experiencia se vuelve conocimiento cuando se observa con distancia y se asume con humildad.

Autenticidad y humildad como ventajas competitivas

En un entorno donde la apariencia suele pesar más que la esencia, actuar desde la autenticidad y la humildad es más disruptivo de lo que parece. La prudencia implica comunicar con medida, saber callar a tiempo, y actuar con coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace.

Prudencia no es pasividad

Este enfoque no es una invitación a la inacción, sino a una acción más eficaz y consciente. Como afirma Antonio Núñez, «la prudencia es una estrategia de liderazgo sostenible, especialmente cuando los mapas no coinciden con el territorio».

Prudencia también es apostar por el futuro digital, ¿te suena a paradoja?

¿Prudencia e innovación digital? No solo no se contradicen, sino que se complementan. Porque lo más audaz que puede hacer un directivo hoy… es apostar por el futuro.

Y ese futuro tiene nombre propio: emprendedores, startups, tecnología disruptiva. Lo prudente no es protegerse del cambio, sino anticiparse a él con inteligencia y valentía. Y nadie como los emprendedores para enseñarnos por dónde viene el viento.

Los directivos más visionarios ya lo saben: colaborar con quienes están creando el futuro no es un lujo, es una necesidad. Prudente no es el que espera a que algo funcione para sumarse. Prudente es quien reconoce el talento ajeno y lo incorpora con criterio.

Un liderazgo con sentido

Hoy más que nunca, las organizaciones necesitan referentes que combinen eficacia con sabiduría. Que no solo tomen decisiones, sino que las tomen bien. Que inspiren no por lo que dicen, sino por cómo actúan.

Recuperar el valor de la prudencia no es mirar al pasado con nostalgia, sino mirar al futuro con criterio e innovar. Porque innivar con cabeza y corazón no es solo posible. Es urgente.

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