Llegó la hora de la honradez
¿Quién no ha oído hablar de Vecinos por Torrelodones? Tras más de veinte años de Gobierno del PP en esta localidad madrileña, este conjunto de ciudadanos se hizo con el mando de su pueblo. “No somos un grupo de profesionales de la política buscando un hueco en el que ubicarnos en el espectro electoral”, dicen. “Somos profesionales que, hartos de veinte años de dejadez de los distintos equipos de gobierno, buscamos dar un giro de ciento ochenta grados a la política local para que sean los intereses de todos los vecinos y la mejora de su calidad de vida lo único que prime a la hora de tomar decisiones. Amparados en mayorías absolutas, han gobernado de espaldas a los intereses de los ciudadanos”, añaden.
De momento, parece que el cambio funciona. Pero los nuevos tiempos en el poder local parecen ir más allá. “El ayuntamiento es en muchos casos la primera organización del municipio, y tiene que ser gestionada de forma profesional”, señala Antonio Núñez, socio de Parangon Partners y autor del libro España S.L. En su opinión, estas instituciones han de tener un plan estratégico, una evaluación de las políticas locales y contar con un buen equipo de directivos.
Los retos de los ayuntamientos, según este experto, han cambiado mucho en los últimos cinco años. “Antes se trataba de gestionar el presupuesto. Ahora hay que lidiar con la crisis, la deuda… Explicar a los ciudadanos que hay servicios que ya no pueden darse, que ya no es posible construir un polideportivo o que la piscina va a tener que cerrarse unas horas”. Antonio Núñez estima que hay ayuntamientos que cumplen bien con estas funciones. Entre ellos cree que están Bilbao, Barcelona, Logroño o Móstoles, entre otros. Planificar es importante para saber la hoja de ruta de los próximos años; evaluar lo es para medir la cuenta de resultados pública. “Cada euro que se destina a los impuestos ha de tener el mejor recorrido posible”, apunta Núñez.
Un plan para la ciudad. Móstoles ha implantado su plan estratégico y un cuadro de mando para saber cómo va en todo momento cada eje de las políticas municipales. “Lo que ha hecho su alcalde, Daniel Ortiz, es muy innovador”, señala Núñez. Cuando la crisis se acentuó en 2011, el consistorio vio la oportunidad de pensar en un Plan Estratégico. En lugar de hacerlo con un grupo reducido de expertos o contratar una consultora, pidió la opinión de los ciudadanos. “Participaron más de 20.000 vecinos y de 160 colectivos”, explica Ortiz. De ahí salió una hoja de ruta con seis ejes para trabajar en esta localidad de 200.000 habitantes a quince años vista: ciudad de oportunidades y de progreso -atracción de inversores-, de cohesión -educación-, conectada -infraestructuras, movilidad, aparcamientos-, talento -retenerlo y fomentarlo-, verde y limpia -sostenimiento-y abierta -transparencia, responsabilidad, participación ciudadana-.
Sobre esta hoja de ruta, se introdujeron unos elementos de medición para ir comprobando su cumplimiento. “Cada tres meses se cuenta en la web del ayuntamiento cómo va el plan. El 61,21% de los proyectos ya se ha iniciado; el 8% aún no, y el 30% ya se ha concluido”, señala Daniel Ortiz. Una herramienta de gestión permite a alcalde y concejales comprobar cómo se va desarrollando cada iniciativa.
Podrá gustar o no, pero, desde luego, da una impresión de trabajo profesional. De hecho, les ha servido para convertirse en el primer gobierno municipal con certificación de calidad de Aenor. Móstoles sigue fijándose en otras localidades para mejorar más. Es una de las cincuenta y una que forma parte de la Red Innpulso, y mantiene convenios con localidades como Vitoria, Santander, Málaga o Valladolid para ver cómo prosperar en materia de innovación o medio ambiente. Otras ciudades también van probando sus modos de trabajo propios, para ver si son útiles. Bilbao cuenta con un consejero delegado. “Un ejemplo de buena gestión pública”, dice Antonio Núñez. Logroño ha implantado “medidas de transparencia para las cuentas públicas, un buen modo de rendir cuentas a los ciudadanos”.
Algunos consistorios ya evalúan el cumplimiento de sus proyectos
Para Núñez, hay un falso debate entre política y gestión. “A veces se pregunta si es mejor una u otra. Yo creo que hay que aplicar las dos”, dice.
Trabajar con eficacia. Como es lógico, a los ayuntamientos les queda un buen carro de medidas que poner en marcha. Una de las más claras es la eliminación de duplicidades. “No es de recibo que varias administraciones den un mismo servicio”, añade Núñez. La unidad de mercado es otro gran reto pendiente. “No es eficiente que un empresario tenga dificultades de regulación por tener su negocio en varias ciudades o comunidades autónomas”, dice. Por último, hace falta un buen equipo de directivos públicos. “Tenemos buenos funcionarios y abogados del Estado, pero la gran reforma que tenemos que acometer tiene que ver con contar con una agencia de directivos públicos, como tienen otros países”, señala. Que tengan un plan de formación, de carrera, de incentivos y que esté todo más organizado. De este modo, el consejero de Sanidad de una comunidad autónoma podría acceder a una base de datos para encontrar al director general de hospitales que necesita, en función de su disponibilidad, formación y resultados.
Desde luego, son medidas innovadoras para el futuro. En el presente, quizá ayudarían, pero sobre todo los alcaldes han de estar pendientes de ver cómo gestionar los escasos recursos de que disponen. “La crisis económica ha ralentizado muchos proyectos”, reconoce Daniel Ortiz. Un hecho que no le ayuda a cumplir su objetivo de que cada vez más vecinos vivan y trabajen en la localidad. Aunque este edil ha sido capaz de atraer más de 100 millones de inversión a su localidad en los dos últimos años. Un hecho que demuestra que incluso en tiempos de crisis es factible arañar dinero.
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